LA LUDOPATÍA SIGUE IMPARABLE

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LA LUDOPATÍA CRECE EN EUSKADI

La ludopatía crece en Euskadi entre los más jóvenes

El mayor grupo de ludópatas se sitúa entre los 26 y los 35 años que han descubierto nuevas formas de juego, como apuestas deportivas o partidas de póquer. /José Ramón Ladra

Los casos de ludopatía en el País Vasco crecieron durante el pasado año debido al incremento de oferta de juego, a las apuestas deportivas y sobre todo, a internet y las nuevas tecnologías, lo que ha llevado a que la media de edad de los afectados baje con respecto a las últimas décadas.

Durante 2013, fueron atendidos un total de 387 pacientes en el País Vasco, de los que 78 pertenecían a Gipuzkoa, 113 a Álava y 196 a Bizkaia, que no solo cuenta con la mayor cifra, sino que la aumentó en un 12% con respecto al año anterior, llegando a su máximo desde 1989.

El perfil de las personas que tienen adicción al juego ha cambiado en los últimos años, según han informado las asociaciones de ayuda a ludópatas de los tres territorios. Los hombres siguen superando a las mujeres, abarcando un 90% del total de los casos, pero desde hace cinco años, la media de edad se está reduciendo en las tres provincias.

De las tragaperras al póquer por internet

El mayor grupo de ludópatas se sitúa entre los 26 y los 35 años, aunque también cuentan con chicos menores de edad, que han descubierto nuevas formas de juego, como apuestas deportivas o partidas de póquer, frente a las tradicionales tragaperras, frecuentadas por los pacientes de mayor edad.

En el caso de Gipuzkoa, las apuestas deportivas son, con un 17 %, una de las adicciones crecientes que ha atrapado a más personas en el último año, aunque los juegos por internet o teléfonos móviles las superan con un 18 % de usuarios. Desde Ekintza Dasalud de Gipuzkoa, hacen hincapié en que un 8 % de los casos que llegan hasta sus consultas son de pacientes que están en una franja de edad inferior a los 25 años.

La privacidad que aporta internet ha propiciado que los casos de jóvenes con ludopatía estén aumentando de forma preocupante. Según el presidente de la Asociación de Ayuda a Ludópatas de Bizkaia (Ekintza-Aluviz), Juan Manuel Vildósola, “ahora los jóvenes tienen un ordenador en su habitación, o incluso con los teléfonos puedes hacer una apuesta en cualquier momento del día o de la noche”. “No tienen necesidad de acudir a ningún sitio, todo queda en ellos”, ha explicado Vildósola.

La psicóloga Estibaliz Rodríguez llega a la conclusión de que la diferencia entre los ludópatas tradicionales y los nuevos es que ahora el juego es mucho más agresivo, con apuestas más altas que hacen que en muy poco tiempo los jóvenes se vean con una gran deuda.

“El gran problema de la nueva generación de adictos es el ‘yo controlo’, el que no sienten que hayan perdido nada, porque, frente a los mayores, que tienen mujer e hijos, los más jóvenes recurren a sus padres, que asustados pagan la deuda”, ha reseñado Rodríguez.

Estos nuevos adictos tienen en ocasiones otras problemáticas añadidas, como el consumo de sustancias estupefacientes. Según Estibaliz Rodríguez, el alcohol y las drogas no tienen por qué estar relacionados con el juego, aunque sí hay un porcentaje de jóvenes que consumen sustancias como cocaína y juegan.

Vildósola asegura que no hay solo un motivo para caer en la adicción al juego, que hay muchos aspectos que afectan. “Puede ser tener mucho tiempo libre y disponer de dinero sin control o todo lo contrario, tener deudas e intentar pagarlas con el juego”, ha diferenciado.

En la Asociación de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Asejer), de Vitoria, también piensan que uno de los factores que lleva a la ludopatía son las dificultades económicas, que hacen que muchas personas recurran al juego para tratar de mejorar su situación. No obstante, aseguran que la crisis favorece que quienes sufren este tipo de problemas acudan antes a tratamiento, porque hasta hace poco “contaban con un colchón” económico que les permitía seguir jugando y apostando y ahora, sin embargo, “un pequeño agujero se nota más”.

Un problema crónico

La ludopatía es un problema crónico, por lo que a la hora de trabajar con los pacientes, el objetivo al que las asociaciones pretenden llegar es la abstinencia, “hacerles entender que no es necesario jugar”, tal y como explica Vildósola, quien en sus 20 años al frente de Ekintza-Aluviz ha vivido situaciones graves. “He conocido nueve suicidios y dos de ellos no hace mucho. Luego hay gente que se queda sin pisos, gente que está viviendo en la calle, en los cajeros automáticos…”, ha relatado el presidente de Aluviz.

En la mayoría de los casos de adicción, es la familia quien establece el primer contacto con las asociaciones. Tanto es así, que, en Gipuzkoa, Ekintza Dasalud ha tratado con ocho familias de afectados que se negaron a acudir.

Desde la asociación vizcaína, trabajan en terapias de grupo e individuales, aunque aseguran no poder hacer mucho más, ya que están “rebasados” ante el aumento de casos y la falta de medios de los que dispone el colectivo.

JÓVENES ADICTOS A LA RED

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Dejan de salir con los amigos, se niegan a cenar… Ya hay adolescentes en tratamiento por su adicción a internet

Soy adicto al ordenador

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Ya es habitual que los chicos se queden todo el fin de semana conectados a la Red sin salir de casa

A sus 17 años, Juan (un nombre ficticio en esta historia) llevaba seis meses encerrado en su habitación. Dejó de acudir a clase en la universidad, de relacionarse con sus amigos, y apenas hablaba con su madre. No salía de casa, salvo alguna vez por la noche para comprar accesorios de informática. Su padre había fallecido cuando él tenía doce años. Había sufrido además acoso escolar. Experiencias demasiado dolorosas y traumáticas para seguir adelante. Así que decidió cortar por lo sano y aislarse del mundo. Desde el universo de su habitación, en internet y con los videojuegos las cosas se veían de diferente forma. «No llegó al extremo de los hikikomori japoneses, que comen, orinan y defecan en su cuarto», cuenta Javier García Campayo, el psiquiatra del hospital Miguel Servet de Zaragoza que le trató. Su madre reaccionó antes y acudió a este especialista: Campayo diagnosticó que Juan era un hikikomori. Con tratamiento, salió de su autoencierro. A estas alturas, Juan ya no quiere recordar ese episodio de su vida.

Desde entonces —fue en 2008 cuando se diagnosticó en nuestro país este primer caso de un hikikomori—, el doctor Campayo ha visto en su consulta más chavales con problemas similares. «En España, los hikikomori ya no son rarezas, son chicos que aparecen con cierta frecuencia en las consultas de psiquiatras y psicólogos», afirma.

Los hikikomori se aíslan durante años en su habitación

En Japón, sin embargo, se trata de una epidemia: cerca de un millón de adolescentes y jóvenes padecen este síndrome. Se aíslan durante años en un mundo paralelo en su habitación, no mantienen relación con persona alguna, no se bañan o duchan durante meses, no se cortan el pelo, no realizan actividades físicas… La familia del hikikomori «sabe que sigue respirando porque devuelve vacía la bandeja de comida que le dejan en la puerta y porque oyen el crujir de la madera en el piso cuando decide dar una vuelta por su pequeño cuarto», describe el doctor Jesús J. de la Gandara, jefe del servicio del Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos, en el primer trabajo documentado que se publicó en nuestro país sobre los hikikomori. En los peores casos, ni siquiera abandonan su habitáculo para acudir al baño. La familia recoge los restos en bolsas que van acumulando.

Muchos se refugian en un universo alimentado por internet: videojuegos, redes sociales, consolas… «Son una mezcla de aislamiento social y adicción a las nuevas tecnologías», resume Campayo.

«Mi vida es el ordenador» confesaba un chaval de 16 años al psicólogo Sergi Banus, director de psicodiagnosis.es. «Estuvo seis meses encerrado en casa —relata Banús—, no iba al instituto y hasta ese momento había sido un estudiante con un buen rendimiento. Tenía a sus padres acorralados porque les amenazaba si le cortaban internet. Es difícil sacar a estos chicos porque te desprecian y no quieren salir de su aislamiento. Era un chico capaz de chatear y relacionarse con sus amigos por internet, pero incapaz de ver a los amigos cara a cara si le visitaban en casa».

Después de un disgusto

¿Es internet el motivo del aislamiento de los hikikomori o hay otras causas que conducen a los chavales a refugiarse en el mundo virtual? «Siempre hay un detonante —afirma el psiquiatra Campayo—: un disgusto, la novia que le deja, los amigos que le presionan o le hacen el vacío… Son chicos más tímidos, con baja autoestima y dificultad para relacionarse. Pueden tener o no altas capacidades. Asociado a ello está el desarrollo de las nuevas tecnologías que facilita la adicción y el aislamiento».

Más de 300.000 chicos españoles tienen alguna conducta adictiva a la Red

No hace falta ser un hikikomori, un caso extremo, para aislarse del mundo y engancharse a la Red. En España, un reciente estudio del Centro de Seguridad en Internet Protégeles (financiado por la Unión Europea) advertía de que más de 350.000 (21,3%) chicos españoles de entre 14 y 17 años están desarrollando alguna conducta adictiva a internet: dejar de ver a los amigos o no mostrar interés por actividades que antes les encantaban, no querer hablar con el resto de la familia, o estar más irascible que de costumbre, o negarse a cenar todas las noches, o dormir mal o descuidar su higiene... «Está empezando a surgir una versión del hikikomori que tiene su raíz en la adicción a internet», asegura el psicólogo Sergi Banús.

El estudio reveló que los españoles son los adolescentes europeos que tienen mayor riesgo de obsesionarse con la Red y sufrir sus consecuencias: desde depresión y estados de ansiedad hasta incapacidad para mantener relaciones con sus iguales, o incluso pueden desarrollar conductas agresivas. Llegadas estas situaciones el menor ya es adicto a internet, y les ocurre a 1,5% chavales de nuestro país.

El riesgo de la adicción pesa sobre muchos. De hecho, el estudio ha venido a demostrar que los adolescentes son los que más usan de forma abusiva las redes sociales; en concreto, casi el 40% se conectan a ellas a diario y durante más de dos horas, una práctica que les pone en serio peligro.

Efectos demoledores

A pesar de este preocupante panorama, el presidente de Protégeles, Guillermo Cánovas, aconseja conservar la calma. «La mayoría de los chicos —asegura— superan por sí mismos esta primera etapa» en la que se sienten fascinados por internet. «Es cuando muestran señales preocupantes de adicción pero aún no son adictos», afirma. Los que terminan siéndolo necesitan ayuda profesional, aparte de la de la familia.

Lo difícil es determinar cuándo un adolescente o joven ha cruzado la línea roja y es adicto a la Red, porque «ya es habitual —como afirma Juanma Romero, fundador de Adicciones Digitales— que los chavales estén un día o un fin de semana encerrados en casa, enganchados a los videojuegos y que solo duerman un par de horas».

Nuevos hábitos que empiezan a tener efectos demoledores en los chicos: «Se vuelven uraños, les cambia el carácter, no se quieren relacionar con los demás, solo lo hacen online, les cuesta mucho trabajo esa relación de tú a tú, pero con el teclado lo hacen perfecto. Eso tendrá consecuencias en su futuro, en su capacidad para empatizar, para relacionarse en un entorno laboral, con sus compañeros y sus jefes…», asegura Romero.

Cambio de hábitos

Para Sergi Banús existe una señal inequívoca ante la que preocuparse: «Cuando el niño cambia los hábitos diarios: si pierde interés por series de televisión que le gustaban, o actividades que antes eran gratificantes o por los amigos, o cambia hábitos de sueño o de alimentación, o tiene cambios de comportamiento, no quieren salir los fines de semana»…

Nunca deben utilizar internet por la noche

Se pueden prevenir estas situaciones, coinciden los expertos. Los padres deben dar a conocer a los hijos una serie de límites y normas que cumplir desde el primer momento en que se conectan a la Red. «Y respetarlos a rajatabla —aconseja Juanma Romero—. Hay que establecer un horario durante el día para usar el ordenador, nunca por la noche, y supervisar cuando lo necesiten para hacer deberes. Tampoco hay que dejarles ir con el móvil a la cama». Al igual, Guillermo Cánovas cree que los padres deben mantener dos principios elementales a la hora de que los chicos usen esta herramienta: regular el tiempo que están en internet y promover, además, otras alternativas de ocio (relaciones con amigos, deportes, salidas…).

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Un juego no recomendado para menores de 18 años

El número de jóvenes que piden ayuda por su ludopatía en Internet crece un 60%

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La primera vez que Juan Molina entró en una sala de juegos tenía 16 años. Se lo propuso un compañero de clase. “No tenía ni idea de que se trataba”, confiesa este jiennense. Desgraciadamente, apostilla, le acompañó la suerte del principiante. “Gané 300 euros. Vi que era una forma fácil de ganar dinero”, señala Molina, quien reconoce que nunca tuvo problemas para entrar en estos locales. “Les decía que me había olvidado el DNI, así de simple”, explica. Y lo que comenzó siendo un entretenimiento en los minutos del recreo se convirtió en parte de su día a día. En los dos últimos años, según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), el número de menores que acuden con sus padres a estos centros en busca de ayuda por esta adicción (ya sea al juego de azar o a los llamados de multijugadores) ha aumentado un 60%, unas 3.000 peticiones.

Profesionales y asociaciones relacionan este repunte con la regularización de las salas de juego online en 2011. Unos meses después, el Gobierno central concedía 53 licencias de apertura. “La cifra de jóvenes adictos al juego ha crecido de manera alarmante”, denuncia el presidente de esta federación, Juan Lamas. Al ser menores, estos pacientes son remitidos a la sanidad pública o atendidos en aquellas asociaciones en las que colabore un psicólogo. “Atendemos a unos 14 jóvenes, un 80% más que hace un año”, afirma el presidente de la Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación, Salvador Secilla. “Hace años, eran casos muy aislados. Ahora, una decena de nuestros usuarios comenzó a jugar cuando eran menores”, explica el presidente de la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata de Madrid, Victoriano Dorado.

“La edad media de los jugadores ha caído de los 55 a los 37 años. Ahora acuden más jóvenes porque el enganche es más rápido”, explica el presidente de este colectivo en Andalucía, Francisco Abad, quien señala la dificultad para dar una cifra cerrada sobre este problema. “En Málaga, por ejemplo, el número se mantiene en 6 ó 7 al año”, explica. Por su parte, la patronal del juego online, Jdigital, asegura que, según un informe de la FEJAR, los menores en tratamiento por esta patología son solo un 1%. “Juegas a escondidas, mientes a tus padres… Tu vida es un verdadero caos”, asegura por teléfono Adrián (nombre ficticio), quien comenzó a jugar con 15 años. Hoy tiene 17. “Cuando te gastas los ahorros, empiezas a robar a tus padres, a tu novia… solo piensas en jugar”, explica Jorge Molina, quien recuerda que fue su padre quien lo descubrió un día entrando en una sala de juegos. Ahora, sigue su rehabilitación como voluntario en una asociación.

Las cifras

Sector. En 2014, el juego online movió 6.564 millones de euros, casi 1.000 millones más que el año anterior. El sector creció un 17%. Las apuestas deportivas absorbiendo el 43% del negocio. En 2014, las empresas de juego online gastaron 73,2 millones en publicidad.

Regulación. Un informe del Consejo Audiovisual de Andalucía señala que el 68% de los anuncios emitidos en radio sobre juegos de azar online es en horario infantil, el 27% en televisión. De los anuncios analizados en siete canales, en el 33% no aparece el mensaje Juega con responsabilidad. En el 25%, no se incluye o no es legible que se trata de una práctica para mayores de 18 años. En la radio, el 96% de los anuncios se inserta en el discurso narrativo.

Según un informe de la Fundación Codere y la Universidad de Valencia, el precoz acercamiento de los menores al juego online está directamente relacionado con su “sobreexposición” a Internet. A ello contribuye, según los expertos, la falta de control para impedir el acceso a estas plataformas y de regulación de su publicidad. En este sentido, el Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) denuncia la emisión de sus anuncios en horario infantil. “Es un verdadero bombardeo, tanto en radio como en televisión. La emiten a todas horas”, afirma Alejandro (nombre ficticio), quien comenzó a jugar a las tragaperras con tan solo 19 años. Las palabras de este cordobés cobran sentido en un informe del Consejo Audiovisual de Andalucía. Tras analizar cinco programas deportivos radiofónicos y siete canales de televisión, el organismo determina que el 68% de los anuncios de juego de azar online emitidos en radio se hace en horario infantil, el 27% en televisión. “El Gobierno aprobó en 2011 su regulación, pero no el de su publicidad. Esta se plasmaría en un futuro reglamento que aún no se ha realizado. Mientras tanto el sector se rige por un código de conducta muy confuso y abierto a la interpretación”, apunta la consejera del CAA Carmen Fernández. Tampoco existe una normativa europea.

Dicho documento únicamente cerca la publicidad de juegos como la ruleta o el póquer online (de 22.00 a 6.00), que en el caso de la radio se limita solo al horario de protección reforzada. “Si la Ley General de la Comunicación Audiovisual establece que los programas de juegos de azar solo se pueden emitir de una a cinco de la madrugada, lo lógico es que su publicidad también”, explica Fernández, quien pide “coherencia” al recordar que en la Ley del Juego se alerta de lo perjudicial que esta práctica es para los jóvenes. “Si un tenista con una trayectoria brillante anuncia un portal de juego con el eslogan Si quieres ser como él, apuesta ¿qué mensaje llega a los jóvenes?”, critica la psicóloga Nuria Moreno, quien colabora con la asociación sevillana. En ella, según Moreno, los casos casi se han triplicado (de 5 a 14). Precisamente, el uso de famosos para estas campañas es una de las quejas del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC). “Es fundamental que se informe sobre sus riesgos y evitar que se asocie con éxito social”, señala el presidente del CAC, Roger Loppacher.

El director general de Ordenación del Juego, Carlos Hernández, prevé que el reglamento esté aprobado antes de que termine la legislatura. “Está prácticamente definido y estos dos años nos han servido de experiencia para redactarlo. Será una regulación integral”, explica Hernández, quien defiende que el código de conducta ha funcionado estos años. Según los datos de la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (Autocontrol), responsable de su cumplimiento, en 2014 solo retiraron dos de los 506 anuncios analizados. En otros 50, se recomendó introducir cambios.

En cuanto a la falta de control que denuncian las asociaciones, Hernández defiende los mecanismos establecidos para evitar que los menores puedan jugar. “Es muy difícil que un menor pueda suplantar la identidad de un mayor sin que este se entere al momento”, defiende. “Si mi hijo coge mi DNI y mi número de cuenta y hace algún movimiento bancario, al segundo me llega un mensaje al móvil”, explica. “España es reconocida por tener uno de los mejores sistemas de control en la Unión Europea”, apunta el portavoz de la patronal, Miguel Ferrer. Estas versiones son rebatidas por las asociaciones. “Los controles se saltan muy fácilmente. Los padres se dan cuenta solo cuando hay un descalabro económico”, defiende Secilla.