La adicción de los niños a los videojuegos
Es cierto que los videojuegos tienen sus ventajas. Y también sus beneficios. Pero cuando el niño no es capaz de jugar a nada más. Cuando prefiere estar encerrado en casa consigo mismo a salir a jugar con los amigos… la cosa cambia. Ya no es un juego. Es una adicción.
En realidad, lo entiendo. Porque en el fondo es más fácil jugar con estos juegos. Mucho más fácil y más cómodo no tener que lidiar con los problemas de la vida. Porque sí, a pesar de que son pequeños, tienen problemas, y conflictos que tendrán que aprender a resolver. Los videojuegos son una puerta de escape. Ninguna discusión. Ningún amigo que se enfade. Fácil, muy fácil.
Ventajas y desventajas de los videojuegos infantiles
Para cualquier niño, el día a día supone una prueba de obstáculos. Y es que tener amigos no es tan fácil ni está exento de problemas. Ese amigo que ahora no quiere ser tu amigo, o el momento en el que no te dejan jugar a lo que quieres o ese instante en el que te toca decidir qué hacer y todos los demás te están mirando. La amistad enseña a resolver conflictos. Ayuda a madurar. Pero es un camino difícil.
Cuando el niño se aferra a su mando, sólo, sin nadie con quien discutir. Consigo mismo. Entonces todo se vuelve fácil. Es una lucha interna, un esfuerzo personal por mejorarse a sí mismo. Nadie más con quien competir. Si además añadimos colores rabiosos, dibujos atrayentes y premios por los logros conseguidos… ya tenemos los ingredientes perfectos para que el niño no quiera separarse jamás del videojuego.Los videojuegos, en dosis pequeñas, no son malos: mejoran la capacidad deductiva del niño, ejercita sus reflejos, es bueno para que aprendan de forma mas sencilla la concepción espacial, a superar retos, a decidir con rapidez… Pero cuando los videojuegos se transforman en una obsesión, llegan los problemas: el niño desdibuja el límite entre realidad y ficción, se vuelve menos sociable, no realizan suficiente actividad física, se vuelve más irascible y ansioso…